Siempre en mi corazón y
en las estrellas también
en las estrellas también
Tacita de
plata,
orejitas de
pétalo de rosas.
- Esa falda la compramos juntas en el Palermo con nombre moderno…..el Palermo Soho. Desde la cama de la
habitación 414 del monstruoso, literal y figurativamente Hospital Naval, mi
abuela me recordó aquella compra que hicimos juntas 4 primaveras atrás.
Adorada Abi, que desde
siempre me corregiste el pollera por falda.
Pollera es donde se guardan los pollos.
Y yo con mi obstinación
adolescente primero, y luego mi sensatez adulta, te discutía que, en castellano
la lengua que nos rige a los argentinos, está bien dicho pollera.
Falda, pollera, pollera
falda. Esta vez a los pies de tu cama, elegí no corregirte, solo te sonreí.
Estabas tan chiquita, pura carita, pelo blanco, piel y huesos, linda siempre,
elegante hasta el final. Solo cinco días para el hasta luego indefinido que nos separa ahora.
Negra y verde, algún
brillo perdido por allá, un arabesco retorcido por acá. Original falda-pollera
que ayer en tu entierro llevé puesta pensando en vos, pensando en mí. Para
celebrar tanta vida juntas.
¿Quien tiene abuela a los
40 años? ¿Quien ha llegado a salir de compras por el
Palermo moderno, a tomar el té en los majestuosos hoteles de la Avenida Alvear , a buscar a los bisnietos, mis
propios hijos, a la salida del colegio?
Yo, agraciada yo. Que de
corazón quisiera que muchos tuvieran este privilegio celestial.
Abuela hasta la mitad de la vida. Parece ciencia ficción, pero fue mi
realidad, mi maravillosa realidad.
A ver a ver, date una vueltita, que lindo eso que tenés
puesto, queridita.
Desde que recuerdo, me
hiciste desfilar frente a vos cada vez que nos encontrábamos.
Frente a tu sonrisa
orgullosa, yo giraba sin parar, un trompo de 5 años al que había que detener a cuatro
manos para lograr definir el dobladillo de esos vestidos tipo chemisse que nos cosías a Agustina y a mí, a tus princesitas.
Princesas que rápidamente
se convertían en Zorro, porque los vestidos venían envueltos en capas azabache con
zetas gigantes y bravuconas. Y así salían disparadas a la terraza, esos dos
angelitos rosa devenidos a Zorros temerarios.
Porque esa era tu esencia
rosanegra, Abi, esa dama tan exquisita como niña aventurera. Alquimia perfecta
de Grace Kelly y James Bond.
Se me mezclan tus
recuerdos en la estancia de tu abuela con las compras de elegantísimos abrigos
ingleses en la exclusiva Gath y Chavez.
Mi cuento preferido es
aquel en el que, en secreto te levantabas de la siesta y ensillabas el caballo
de tu hermano, que desconociendo su monta ligera, te hizo correr el Pellegrini
por los campos vecinos.
O aquel otro, el de tu
corte de pelo, cuando te decidiste por un peinado a lo garcon, a contrapelo con el dictado de la moda del momento, y pagaste
a tres o cuarto peluquerías para obtenerlo. De este cuento siempre me fascinó su
remate: llegar a tu casa y que tu papá francés te reciba con un satisfecho
“Tres jolie parisienne”.
Siempre me hiciste sentir
parte de la realeza, y aunque en la rebelión de mis quince enfrentaba tu “frivolidad”
más tarde entendí que tenías razón, que yo era una verdadera princesa en tu
corazón. Siempre la más linda, la más inteligente, la mejor vestida. Cuestión
de abuelaje nomás.
Ahora, con algunos años
más y una pizca de serenidad por ello, le
pido a Dios, y a vos Abi, que me bendigan a mí también con nietos a quienes
alabar y llenar de mimos. Y si se puede bisnietos también! …..Mmmmm me parece
que me engolosiné.
Frivolidad. Durante mucho
tiempo juzgué a personas que se detenían
demasiado en la moda y en el diseño como superficiales, banales, demasiado
terrenales, de vuelo bajo. Mezquina mi actitud.
Hoy, y de a poco, creo y
quiero mirar diferente.
Una estética pensada en lo personal y en los lugares donde uno transcurre, es el camino para adentrarnos y encontrarnos cada uno. Nos conocemos, nos definimos, nos conectamos con nosotros mismos.
Es el bienestar personal, con los demás y con el mundo. Nuestro petite aporte creativo en la insuperable Creación.
Una estética pensada en lo personal y en los lugares donde uno transcurre, es el camino para adentrarnos y encontrarnos cada uno. Nos conocemos, nos definimos, nos conectamos con nosotros mismos.
Es el bienestar personal, con los demás y con el mundo. Nuestro petite aporte creativo en la insuperable Creación.
¡Abi, cuántas charlas de
gran calado y recuerdos intensos se nos dispararon desde un simple par de
zapatos!
La noche anterior de cada
día en que estuviste internada, yo separaba la ropa con la que te iría a
visitar al día siguiente.
Asi, en una semana desfilaron, y hasta bailotearon a los pies de tu cama Lee, el ya icónico enterito de jean, la falda-pollera que compramos juntas, las botas cortitas, modernosas no sé si me gustan tanto pero te quedan bien, queridita; y esa camisa de rayas multicolor que siempre te hizo sonreír.
Asi, en una semana desfilaron, y hasta bailotearon a los pies de tu cama Lee, el ya icónico enterito de jean, la falda-pollera que compramos juntas, las botas cortitas, modernosas no sé si me gustan tanto pero te quedan bien, queridita; y esa camisa de rayas multicolor que siempre te hizo sonreír.
Lo que ya no me decías
estos días era tu clásico A ver a ver,
date una vueltita, que lindo eso que tenés puesto, queridita. Pero me lo decían tus ojos y los tantos años
que me mimaste con ese tu Abracadabra de todas nuestras conversaciones. Charlas de vuelo altísimo, intensas. Tan altas que siguen calando profundo.
Admirar la estética de la
cotidianeidad en el vestir, en el hablar, en los modales, en los hogares.
La delicadeza de la persona de bien.
Disfrutar de la belleza diaria es el camino para gozar de la Belleza cósmica
La delicadeza de la persona de bien.
Disfrutar de la belleza diaria es el camino para gozar de la Belleza cósmica
Que linda es la ciudad donde vivimos, mirá esos árboles de
otoño y la gente tan elegante, comentaba mi abuela increíblemente
borgeana.
Como cuando disfrutamos
caminar por Buenos Aires cantando desprejuiciadas El día que me quieras, la rosa que engalana….te acordás, Abi? Sí,
por Guido y Junín, plena Recoleta, tomadas del brazo.
Cuántas veces nos vestimos
de fiesta con nuestros mejores colores y recorrimos juntas tu querida Avenida
Santa Fé.
Cuántos tostados compartimos
en sus bares, o confiterías como a vos te gustaba llamarlos, y yo divertida
imaginaba esos espacios repletos de confites coloridos.
Y cuando Palermo se
internacionalizó aggiornando su nombre,
comentamos sus vidrieras, soñando que viajábamos por remotas ciudades.
Y a tu adorado Teatro
Colón, nunca le escatimaste alabanzas. Alabanzas que eran delicadas
introducciones para revivir tus memorias de infancia, cuando te escondías entre
bambalinas y conversabas con la aristocracia artística de la época, herencia de
tu papá parisino hasta el caracú.
¿Te definí como exquisita
dama mezcla de niña aventurera? Me faltó detallar que esa niña era una niña scout,
siempre lista, dispuesta para todo y para todos.
Estuviste en todos, todos,
sí todos mis actos escolares, puntualísima para tener la mejor ubicación, tu
manos incansables me aplaudieron siempre.
Celebraste todos, todos,
sí todos los acontecimientos de mi primera mitad de la
vida. Mi nacimiento, ese relato tuyo tanto me gusta, cuando te
anunciaron la llegada de tu primera nieta mujer. Mis cumpleaños, comunión, las
presentaciones de baile, mi casamiento, los nacimientos de mis hijos, sus
bautismos y sus cumpleaños.
Aclamaste todas, si todas
las obras de Jóse, mi marido y “tu Jóse”, alabando su talento mientras tu
corazón se hinchaba al vernos en escena a los dos.
Y en mis momentos más
ásperos conté con tu compañía y tus increíblemente sanadores masajitos en los
pies.
Levanto despacito las
capas de mi corazón, lo espío con cuidado, temerosa de lo que pueda encontrar.
Hay tristeza, bastante, hay agradecimiento, cada vez más, hay incertidumbre y también
hay esperanza.
Hoy no estás conmigo, si
llamo a tu casa no voy a escuchar tu particular y bien predispuesto “¿si?” al atender el teléfono.
Tengo que aprender a estar
con vos de otra forma. A discernir y gozar de tu presencia en las rosas, los
buenos modales, la música, en hacer masajitos en los pies, en las estrellas…..
Ya nos encontraremos y será para siempre.
Carolina Tocalli
14 de mayo de 2010
Hola Caro... mandé un comentario recién pero no se si se borró. Te decía que leí "SIEMPRE EN MI CORAZÓN" Y "TRANSITO". Realmente me conmueven y me inspiran. Veo, toco, siento lo que escribís. Con tus palabras me sumergís en momentos que, ambas sabemos, están vivos. Graciaaass!!!!! Si, escribí pronto!!!
ResponderEliminarUn beso grande Luz L.M.