jueves, 5 de enero de 2017

Allanar el camino

Camino, concepto circular y recurrente este tiempo para mí ("Sigue el camino Amarillo que el después siempre llega") se me presentó de manera novedosa en boca de un jesuita de fe y santidad admirable.

"Allaná el camino" nos interpeló en  los Ejercicios Espirituales de noviembre pasado. 
Era el inicio del Adviento, el camino por excelencia. 
Foto de Juan Ignacio Rela (2012)

"Allaná el camino" 
Tres simples palabras transformaban ese camino de mis reflexiones en acción concreta hacia otros: "Hacémela fácil" se me ocurre es su traducción cotidiana 

¿A cuánta gente "se la hago fácil"? ¿Cuánta gente "me la hace fácil"?

Diciembre 2016, se me reveló como mar calmo y alegre en la superficie,  en sus profundidades se cruzaban corrientes de nostalgia, agradecimiento y otros sentimientos que no he podido bautizar aún.

Todo cierre de etapas me moviliza a la reflexión. Y este cierre fue un sacudón. Entre festejos, abrazos, recuerdos, lágrimas y un "siempre estarán en nuestro corazón" me di cuenta de que la comunidad del Colegio Las Cumbres durante 17 años allanó nuestro camino de familia de mil  maneras, acompañando a nuestros hijos a llegar más lejos y más alto. 

Las Cumbres "nos la hizo fácil". Hizo de la escolaridad inicial y primaria de nuestros tres hijos un camino de fortalecimiento personal, de vivir con alegría, de proyectar nuevas montañas a escalar, de superación diaria.  Enorme es nuestra gratitud. Enorme es Las Cumbres.

Hoy 2017 ya comenzó, y con la reflexión agradecida vienen mis deseos.
Yo te deseo, y me deseo, poder allanar caminos y poder reconocer el camino que nos allanan. 
En este dar y reconocer que seamos como la topadora que al correr la nieve para que otros puedan pasar, el primer camino que allana es el propio. 
En todo amar y servir dijo el primer jesuita. 

Allanemonos el camino unos a otros!

FELIZ AÑO NUEVO!

Carolina Tocalli
enero 2017




"Una voz grita en el desierto:

Preparen el camino del Señor,

allanen sus senderos;
elévense los valles,
desciendan los montes y colinas;
que lo torcido se enderece,
lo áspero se iguale.
Y todos verán la salvación de Dios”.

Lucas 3. 1-6